El niño robot
le dijo a la abuela
que
le diera cuerda
para
ir a la escuela.
La
abuela le dijo
que
estuviera quieto,
la
cuerda le daba
cosquillas
al nieto.
La
abuela robot
antes
que se fuera
le
puso aceitito
con
una aceitera.
Le
besó la frente
de
acero pulido,
le
peinó los rizos
de
alambre torcido.
Se
fue caminando
con
paso marcial
derecho
a la escuela
alegre
y formal,
Llevando
en el pecho
de
terso metal
una
maquinita que decía:
Robótica,
allá voy.